viernes, 5 de agosto de 2011

Los, riesgos de la escritura

He oído contar, pues, que en Naucratis de Egipto vivió uno de los antiguos dioses de allí y que el nombre del dios era Theuth. Éste fue el primero que inventó los números y el cálculo, la geometría y la astronomía, a más del juego de damas y los dados, y también los caracteres de la escritura. Era entonces Thamus rey de todo el Egipto y Theuth vino al rey y le mostró sus artes, afirmando que debían comunicarse a los demás egipcios. Thamus entonces le preguntó qué utilidad tenía cada una, y a medida que su inventor las explicaba, según le parecía que lo que se decía estaba bien o mal, lo censuraba o lo elogiaba. Muchas fueron las observaciones que hizo Thamus a Theuth a propósito de cada arte, y sería muy largo el referirlas. Pero una vez que hubo llegado a la escritura, dijo Theuth: "Este conocimiento, oh rey, hará más sabios a los egipcios y aumentará su memoria; es el elixir de la memoria y de la sabiduría lo que con él se ha descubierto". Y aquél replicó: ¡Oh, Theuth, excelso inventor de artes, una cosa es ser capaz de dar el ser a los inventos del arte, y otra de discernir en qué medida son ventajosos o perjudiciales para quienes van a hacer uso de ellos. Y ahora tú, como padre que eres de los caracteres de la escritura, dijiste por cariño a ellas el efecto contrario al que producen. Pues este invento dará origen al olvido en las almas de quienes lo aprendan, por descuido del cultivo de la memoria, ya que los hombres, por culpa de su confianza en la escritura, serán traídos al recuerdo desde fuera, por unos caracteres externos, no desde dentro, por su propio esfuerzo. Así que no es un remedio para la memoria, sino para suscitar el recuerdo lo que has encontrado. Es la apariencia de la sabiduría, no su verdad, lo que procuras a tus alumnos, porque una vez que hayas hecho de ellos eruditos sin verdadera instrucción, parecerán jueces entendidos en muchas cosas no entendiendo nada en la mayoría de los casos, y su compañía será difícil de soportar, porque se habrán convertido en sabios en su propia opinión, en lugar de sabios.
PLATÓN
(fragmento)

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